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Polvo gris, nubes rojas

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Yuuki-Phantom's avatar
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    “¡Ten esperanza! ¡Esperanza!”,

    Grita el charlatán.

    “¡Valor, hermano! ¡Valor!”,

    Grita el más rufián.

     

    ¡Insolentes! ¡Ignorantes!

    Los Azules se unirán

    Y las nubes rojas,

    a todos atraparán.

     

    El joven Gato tarareaba aquella canción mientras vagaba por los tejados de la ciudad. “Qué tranquilidad”, pensaba. Con vistas a observar mejor la zona, se subió a una chimenea cercana que, sin duda alguna, necesitaba una buena limpieza. Brincó de forma elegante y se sentó.

     Varios señores Silencio paseaban por allí en aquel momento. Un total de trece, contó. El color gris de sus cuerpos indicaba que todavía no habían vuelto a casa para ducharse. Parecían exhaustos y caminaban encorvados. No tenían ojos bajo los que pudieran aparecer ojeras, pero por su paso lento y forzoso deducía que habían terminado una dura faena. El felino había presenciado la labor de alguno de ellos y les tenía un profundo respeto: pasarse la noche recogiendo y tirando los ruidos que no sirven de nada debe de ser muy cansino.

     Sin embargo, eran las dos y algo de la tarde. Era hora de que los padres fueran a recoger a sus hijos, los trajeran a casa y los atiborraran de comida procesada después de una ardua mañana aprendiendo quién sabe qué. Era hora de que las abuelas más tacañas bajaran las escaleras de su finca con gran parsimonia y, una vez en la calle, se dirigieran en manada hacia la panadería de la esquina, donde la panadera se esperaba amablemente con las puertas abiertas durante más tiempo del que le correspondía por su horario. Era hora de que las cocinas de los bares no dieran abasto para preparar tantos platos a la vez, de que algún adolescente que ha faltado a clase se levantara de la cama, de que se empiece a transmitir el telediario. Era hora de muchas cosas, pero no de que los señores Silencio anduvieran bajo el sol.

    Arrastrado por las garras de la curiosidad, el joven Gato saltó repentinamente al suelo y esperó a cuatro patas a que se acercara un señor Silencio. Cuando aquel ser amorfo gris estuvo a unos centímetros de distancia, se giró y comenzó a seguirlo.

    —Oiga, ¿le puedo hacer una pregunta? —Inquirió.

    —Adelante —Susurró el señor.

    —¿De dónde vienen ustedes? Es que, perdone que lo mencione, pero van todos muy sucios. ¿Acaso han terminado ahora de trabajar?

    —Que va, que va. Ya hace unas horas que hemos acabado. A eso de las ocho de la mañana. Pero hoy hemos tenido una noche de perros, ¿sabe? —El Gato asintió con la cabeza y siguió caminando, con la cabeza enhiesta y mirando al frente. — Hay un grupo de humanos que parecen estar trabajando en algo. No sé qué es. Pero hay pequeñas explosiones cada dos por tres.

    —¿Explosiones? Eso es muy raro —dijo, echándole una mirada de reojo a su acompañante.

    —¿Verdad que sí? Están encerrados toda la noche en una nave industrial que hay en plena nada. Por ahí, por una zona cercana al parque de la Sierra Calderona. A unos veinticinco kilómetros de aquí. Venimos a pie, ¿sabe? Por eso todavía no hemos podido lavarnos este color.

    —Entiendo.

    —Al parecer llevan cerca de un mes rondando por el lugar. Se ve que hasta hace dos noches se estaban portando muy bien. Pero con estas explosiones… Los señores Silencio que vigilaban por allí nos pidieron ayer que fuéramos a echarles una mano. Y no me extraña. Imagínate que un único señor Silencio se estuviera encargando de limpiar los restos de… Qué sé yo. El ruido de un concierto en la playa. De estos de música electrónica. Pues peor. Incluso esta noche, que estábamos diecisiete absorbiendo el ruido, ha sido insoportable.

    —Ajá —Nunca había ido a un concierto de ninguna clase, pero suponía que debía de dejar un ruido duro de roer.

    —Chico, has tenido suerte de nacer gato —Suspiró aquel ser gris, exhalando una pequeña nube de aire igual de gris que él.

    —Eso parece —El señor Silencio enmudeció. No tenían mucho más que decirse así que decidió despedirse—. Bueno, tenga un buen día.

    —Igualmente, joven.

    El felino se paró en seco y dejó que el cansado señor lo adelantara. "Qué amigable. Para tratarse de un señor Silencio", pensó mientras lo veía alejarse.

- Introducción.

He estado escribiendo bastante estos últimos días. La idea original era subirlo todo a dA pero, al final, siempre cambio de opinión. En mi cabeza existe la ligera ilusión de que, en un futuro, pueda recopilar todos mis relatos cortos y publicar un libro. Por eso me gustaría que estas historias permanecieran guardadas en mi carpeta, sin ser publicadas en Internet. Pero lo mismo da. A veces también me apetece subirlos aquí, como ahora. Me contradigo yo sola.
Sea lo que sea, espero que os guste. Soy consciente de que es un mero fragmento inconcluso con el que apenas se puede prever la verdadera trama pero, ¿quién sabe?, puede que a alguien le llame la atención; o puede que no.

PD: Si hay algún error tipográfico, echadme la bronca y no os lo calléis, por favor.
© 2016 - 2024 Yuuki-Phantom
Comments7
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LunaeIraes's avatar
Ahh está genial! No has pensado en publicar relatos cortos en dA y después hacerlos cuentos (más largos) para publicarlos como libro?